Acerca de mi

Mis amigurumis y yo

taller cucapuntoes artesania de galicia

Hola! me llamo Salomé pero todo el mundo me conoce como Cucapuntoes

Mi mundo en un papel

Resumir todos estos años en una hoja en blanco es tarea complicada y hablar de mi misma me ruboriza. Puede que todo esto me quede algo grande porque mi refugio es una vida sencilla en un lugar que la mayoría no conocen.

Desde muy pequeña sentí curiosidad por el hecho de que un hilo se convirtiese en algo bonito, cual plastilina, y devoraba revistas de labores para dibujar con el gancho. El día que descubrí que ese mundo podía tener tres dimensiones me metí de lleno. Todos esos muñecos que imaginaba podían cobrar vida. Así que poco a poco empecé a unir formas básicas y creé mi primer amigurumi.

Amigurumi sí, una palabra un tanto extraña, y que según la tradición japonesa que le dio origen, más allá de significar muñeco tejido, contiene el romanticismo de llevar algo tuyo que, por ser hecho con cariño, se convierte en una protección para aquella persona que lo recibe. Bonito verdad?

Con el tiempo lo que era una vía de escape para relajarme de un día de trabajo se convirtió en un runrun que me decía por qué no te dedicas a esto, deberías hacer lo que te gusta, compartir lo que haces con otras personas … Así que poco a poco fui cambiando mi trabajo de oficina y números por muñecos tejidos, hilos de colores, bocetos, diseños y un taller donde dar clase.

Creé mi propia web y conseguí entrar en plataformas internacionales donde vender mis diseños. Aún me resulta extraño verlos ahí publicados, me sigue pareciendo un sueño. Y el pensar que alguien los compra, los teje y , sobre todo, el verlos luego en redes me produce mariposas en el estómago.

En el año 2021 y unos cuantos amigurumis después, mi trabajo y el oficio que recoge la técnica que empleo para hacerlos alcanzaron el nivel necesario para ser un taller inscrito en el registro general de la marca Artesanía de Galicia. Por si no la conoces, su objetivo es ofrecer una marca común, armónica, coordinada y representativa de los productos artesanales gallegos. Un sello de prestigio que constituye una señal de identidad propia y garantía de calidad para los consumidores y que es un verdadero orgullo poder representar.

A partir de ahí todo fue más sencillo. El taller proporciona el sustento económico que ha hecho posible dar el salto para dejarlo todo y dedicarme a esto. Son muchas las horas de trabajo pero todas ellas son horas de satisfacción.

El tiempo me ha traído colaboraciones, exposiciones y sobre todo muchas amigas, a lo largo de todo el globo, con las que puedo compartir experiencias y organizar eventos. Todo esto lo iré contando a medida que vayan surgiendo cosas nuevas en los artículos del blog. Espero que te guste lo que tengo que contar y que esto que escribo te llegue o te inspire.

Éste es mi pequeño mundo en un papel y como todos mis bocetos, ha pasado de la libreta al ciberespacio para poder compartirlo contigo.

Lo que me rodea

Dejar la ciudad y venir al campo puede resultar una locura para muchos y el camino contrario para otros. Para mí, sin embargo, es el cambio que necesitaba. Me encanta pasear con mis perros por el monte, bajar a la orilla de rio y simplemente contemplarlo. La belleza de estos paisajes causa un efecto de embrujo, que te atrapa y te envuelve, las horas pasan contemplándolo en cuestión de minutos. El silencio roto por los pájaros y el viento, una pequeña barca que faena, otros paseantes que se cruzan o los niños jugando en la arena a poner murallas al rio. Creo que aquí los colores tienen más vida, los azules, verdes y amarillos son diferentes. Hay un río de agua, un mar de viñedos y , a veces, un campo de girasoles.

El pueblo que ahora es mi casa se llama Goian, en Tomiño, frontera fluvial del Miño con la vecina Portugal, un lugar rodeado de viñedos de albariño Terras Gauda y cultivos ornamentales de viveros de plantas y árboles. Un pueblo con historia, que alberga pazos y una fortaleza que mantiene forma de estrella y que lo que en otrora fue un lugar de defensa de la Raia, ahora es un maravilloso mirador de la Serra D’arga y la villa lusa de Vilanova de Cerveira. Paso del Camino de Santiago, sólo puedo pensar en las miles de pisadas que se ocultan bajo las mías y la historia que cada una llevaba en sus alforjas y ahora en su mochila.

Mis pequeños peludos

Lo que inspiran estos locuelos juguetones!

1. Lola

La primera de esta curiosa manada. A su manera te habla, con la mirada te enamora. Juguetona y cariñosa me hace compañía desde el día que la recogí de la jaula en la que me esperaba.

2. Martín

El abuelo gruñón. Los años de maltrato dejaron mella en su carácter, receloso y tímido. A veces, me regala un lametón.

3. Teo

Recogido del río. Mi peluche blanquito, una nube de algodón y mimos. El mismo Teo tejido en forma de unicornio, siempre rebozado en flores.

4. Oreo

Nata y chocolate, divertido y juguetón, el terror de mis zapatillas. Nos conocimos en los paseos domingueros de Aloia protectora y allí sigo yendo todos los domingos para libertar a los patudos unas horas mientras los voluntarios limpian el refugio.

El proceso creativo de mis pequeños amigurumis

El conocer mis diseños lo dejo en otra página donde te contaré la historia de cada uno de ellos.

Aquí, como este espacio es algo personal, te explico el proceso de creación que hay detrás de cada patrón.

Tal y como acabas de leer un poquito más arriba, la inspiración radica en lo que me rodea y, como es caprichosa, puede surgir en cualquier momento o cualquier lugar. Por ello creo que casi todos los que nos dedicamos a esto del diseño llevamos una agenda o una pequeña libreta donde lo apuntamos todo en el momento en el que surge. Allí no hay siquiera un boceto, a veces se resume en una frase o una idea, lo justo para que no se olvide. Es ese el momento preciso en el que nace un amigurumi. Poco a poco esa idea crece, va cobrando forma, la imaginas como algo que ya puede pasar a ser un pequeño boceto y que corriges de vez en cuando con trazos de lápiz para que sea simple y se pueda reducir a formas geométricas que puedan unirse entre sí guardando una proporción lógica. A partir de ahí los colores se van combinando solos.

Puede que pienses que desde este momento hasta el que dices “ya está” pasa poco tiempo, pues no, nada más allá de la realidad. Detrás de cada patrón hay muchas horas de trabajo y muchas otras de fracaso, de eso que no nos gusta nada a las tejedoras “tirar del hilo” y volver a empezar. Yo por lo menos, tengo que hacer y deshacer innumerables veces para que todo encaje. Y para pasarlo a papel y que el patrón se entienda, ya ni te cuento, ¿sabes lo difícil que es que algo que para ti es mecánico sea comprensible para el que lo lee? Buff, a veces cuando lo escribo no lo entiendo ni yo misma. Sumar, multiplicar puntos, que todo cuadre, qué difícil!!

Luego toca traducirlo y fotografiar el paso a paso. Porque las fotos ayudan mucho. Cuando acabo con la cámara ya han pasado por mis manos tres muñecos iguales. Y el proceso no termina aquí, hay unos duendecillos maravillosos que testan el patrón. ¿Quiénes son estos duendecillos y qué es testar un patrón? Pues son tejedoras que saben leer patrones y que me ayudan a encontrar aquellos errores que he pasado por alto o que me dicen que hay algo que no cuadra y no consiguen entender para que pueda explicarlo mejor. No hay forma de agradecerles esta ayuda, sin ellas no sería posible publicar un patrón, porque son las que me dan seguridad y confianza de que va todo bien.

Carrito de compra